La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos educativos
"La espiritualidad es la esencia de la educación. No se puede medir ni cuantificar, pero funda la acción educativa".
Jacques Maritain

La espiritualidad en la persona crece en la medida de su apertura al mundo y su disponibilidad para recibir lo que otros le ofrecen. Así como la familia tiene una gran responsabilidad moral de cara a la sociedad, la institución y la comunidad Educativa también la tienen.
Frente a la situación generalizada de conflicto que se vive en Colombia, la persona necesita espacios de crecimiento, discernimiento y reflexión porque la confusión interior propiciada por el mundo moderno genera caos interior. Y la Escuela con los medios que ofrece puede subsanar estas necesidades.
los países más desarrollados trabajan por lograr una excelente formación de los recursos humanos tanto desde el punto de vista del saber científico-técnico como desde los valores de una ciudadanía activa.
En el contexto de la modernidad, en el cual se encuentra sumergido el ser
humano hoy y que se caracteriza por ser fragmentado, de tecnificación e
instrumentalización de la razón, es importante subrayar, ¿qué papel juega la Educación de la Espiritualidad en el rescate de la formación integral del ser humano desde lo espiritual y el proyecto de vida? Cobra vitalidad en la medida que permite al estudiante caminos
de formación integral capaces de vivir de acuerdo a un proyecto centrado en la
vida.1
La iglesia es como una
estructura abierta, dentro de la cual viven en tensión distintos grupos, La gran diferencia con épocas anteriores es que la disidencia se integra en la
estructura abierta de un catolicismo en crisis, en que los grupos conviven en
tensión» (1994a, 167 y ss, Cortina, 2011)
Es importante exigir a individuos e instituciones,
los individuos porque constantemente estamos en trato con el otro y las instituciones
porque son las encargadas de regular y regir del mejor modo posible nuestra
convivencia. 2
Según cortina la
vida desde el punto de vista ético debe deliberar desde lo justo, buscar la
existencia feliz, de forma autónoma y valorar lo que realmente merece la pena. El
valor de la integridad es el primero que debemos exigir, mantener alta la moral
de la sociedad requiere individuos que actúen como es debido.
Es necesario que
los líderes del estado forjen ese carácter integro que la confianza social
demanda y que llevaría a conducirse no por intereses espurios sino con valores,
lo más importante es forjar un buen carácter , debemos reconocer y potenciar
las virtudes y ser feliz, los lazos sociales que conforman a la persona
desmienten la ensoñación del individualismo posesivo.

1 Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. México: Fondo de Cultura Económica, 1994, 22.
2 Cortina, Adela (2013): ¿Para qué sirve realmente... la ética?, Barcelona, Paidós, Isbn: 978-84-493-2877-0.
Reseñado por Mikel Arteta Arilla, Universidad de Valencia. Reseña recibida: 24 julio 2013. Reseña aceptada: 16 octubre 2013.
La
Constitución Política consagra en sus artículos 18, 19 y 27 la libertad de
conciencia de cultos y de enseñanza, aprendizaje y cátedra y con base en ellos
nadie puede ser molestado por razón de sus convicciones ni compelido a
revelarlos ni obligado a actuar contra su conciencia; por ello toda persona
tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla garantizando el
estado la libertad de enseñanza.
A
su turno los artículo 67 y 68 constitucionales, consagran la educación como un
servicio público que tiene una función social y busca el acceso al
conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la
cultura estipulando a su vez que los padres de familia tendrán derecho de
escoger el tipo de educación para sus hijos menores y que en los
establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a recibir
Educación Religiosa.
Visto
lo anterior, la enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos
educativos oficiales no está circunscrita a ningún credo ni confesión religiosa
sino a un área del conocimiento para el logro de los objetivos de la educación
básica, garantizando que en los establecimientos educativos estatales ninguna persona
será obligada a recibirla, pero para efectos de la promoción y evaluación de
los alumnos cada institución deberá decidir en su PEI, de acuerdo a las
condiciones de su entorno, cultural y social los programas a desarrollar con
aquellos alumnos que hacen uso de su legítimo derecho a no recibirla.
No
obstante, la enseñanza de la educación religiosa en Colombia, se ha
desarrollado entre múltiples continuidades y discontinuidades, que han generado
toda clase de opiniones y diferencias entre muchos actores de la sociedad,
desde el ámbito político, cultural, religioso, entre otros.
En
Colombia pertenece al pensum académico en las escuelas públicas y privadas y es
considerada fundamental y obligatoria. Ante esta reglamentación emergen una
serie de discursos y posturas que permite analizar su enseñanza, como un tema
de interés político, religioso y social. La continuidad de la enseñanza
religiosa en las escuelas colombianas obedece a factores históricos, políticos
y sociales que en cierta forma responden a una dimensión intelectual y
Espiritual del hombre, que se ha ido transformando como respuesta a los
múltiples contextos y realidades culturales del hombre.
Sin
embargo y sin lugar a dudas se requiere una educación religiosa que responda a
las exigencias de una sociedad multicultural y cosmopolita que promueva un
pensamiento pluralista y humanizante, donde prevalezca el respeto por la
diferencia y la libertad, como lo establece la ONU en la Declaración Universal
de los Derechos humanos de 1948 sobre la universalidad de los derechos humanos
y en el artículo 18 sobre el derecho a la libertad ideológica y religiosa. En
este contexto la escuela se convierte en un escenario que le permite a los
educandos desde la diferencia desarrollar habilidades cognitivas, humanas y
sociales. El docente entonces debe orientar su enseñanza con diferentes
estrategias metodológicas como el diálogo interreligioso y el conocimiento de
otras religiones.
Así,
la enseñanza religiosa en la escuela podría ser con toda legitimidad, una
materia propia y rigurosamente escolar, equiparable a las demás asignaturas en
el planteamiento de sus objetivos, en el rigor científico de sus contenidos y
en el carácter formativo de sus métodos. En una sociedad pluralista donde el
conocimiento es universal y existen múltiples interpretaciones, es importante
educar en torno al dialogo y el respeto por la diferencia. Ante una falta de
conciencia colectiva sobre algunos derechos humanos, la educación es una
oportunidad para construir una sociedad, donde cada individuo cumpla un papel
importante en el proceso de humanización.
Se
trata que se reconozca que el fenómeno religioso es complejo, diverso
internamente, que sus fronteras son permeables y que está sometido a una
variable interacción con la cultura. Enfatiza sobre todo el elemento personal
en la religión, viéndola como parte integral de la experiencia humana. Se
propende a la reflexión y al constructivismo crítico donde se examinen las
distintas posiciones religiosas sobre temas como la verdad, la tolerancia, la
democracia, etc. Una mutua relación ecuménica entre las religiones permite
hablar de pluralismo y respeto por la diferencia. Esta modalidad permite hacer
una lectura de la realidad para responder a los nuevos cambios que promueve el
mundo, en cuanto a creencias y pensamientos. No se puede señalar ni rechazar
posturas sobre temas que competen la libertad de creencias, pensamientos y
prácticas religiosas. Al contrario se debe abrir espacio y oportunidad para la
diversidad y la aceptación por parte de los demás.
Sin
embargo la labor del docente de educación religiosa en su quehacer pedagógico,
en algunas ocasiones no cobra importancia, simplemente porque la asignatura es
tomada como relleno o se relaciona en las instituciones educativas con
celebraciones religiosas. El nuevo papel del docente ante las exigencias de la sociedad cambiante
están enmarcadas bajo el rotulo de “corredores de la fe y el conocimiento”,
donde precisamente se enmarca su labor como Maestro y que pueda transformar su
contexto educativo y su enseñanza bajo las ideas del pluralismo religioso.
Una
de las herramientas que puede utilizar el docente para proyectar la Educación religiosa desde un
ámbito pluralista y humanizante son las nuevas estrategias didáctica que ofrece
la postmodernidad, le permite innovar y utilizar los diferentes recursos
técnicos y tecnológicos para crear talleres y espacios del conocimiento. Estar
sujeto a un estilo de enseñanza, puede ser perjudicial para el desarrollo
auto-reflexivo de los educandos. Como dato histórico curioso, el docente
anteriormente, pedía la “hojita” de las lecturas de la misa del domingo, la
cual era evaluada y se convertía en un recurso didáctico para dar la clase.
Este tipo de estrategia actualmente con tanta tecnología no es atractivo para
los estudiantes, lo que obliga al docente a innovar e ir a la vanguardia de los
cambios del mundo. La utilización de una imagen, un video, un juego
interactivo, una aplicación de la biblia en el celular, son elementos que
favorecen hoy un aprendizaje significativo y hacen de la labor docente una
oportunidad para enseñar la religión como área fundamental, que responda a las
exigencias de un mundo secularizado y antirreligioso.
Bibliografía
Echeverri
A. (2010). Libertad Religiosa y Educación en Colombia. Ni intocables ni
míticas. Revista Científica Guillermo de Ockham. Vol. 10, No. 1. Enero - junio
de 2012 - ISSN: 1794- 192X pp.123-134.Recuperado de http://investigaciones.usbcali.edu.co/ockham/images/volumenes/Volumen10N1/9Libertadreligio
sa.pdf
García,
R. (2010). La enseñanza de la religión en los centros educativos. Revista de la
Educación en Extremadura. Autodidacta. Recuperado de
http://www.anpebadajoz.es/autodidacta/autodidacta_archivos/numero_6_archivos/r_g_galindo.p
df
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